En la tarde del 23 de noviembre de 2018, María Fuertes del Amo, Sierva Seglar de Jesucristo Sacerdote, pasó de este mundo al Padre.
María nació en 1930, ingresó en el Instituto el 29 de septiembre de 1959 y realizó su consagración perpetua el 7 de septiembre de 1969.
Vivió con intensidad el ideal de vida del Instituto: «Todo por los elegidos» que hace referencia a la Oración Sacerdotal de Jesús: «Y yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en la verdad» (Jn 17,19).
Vivió el Sacerdocio de Jesucristo desde el servicio incondicional a la Iglesia. El Fundador, el padre Juan Sánchez Hernández, nos dejó escrito en Mi legado: «Sentir con la Iglesia es un postulado esencial en la vida de la Sierva». María sintió con la Iglesia, y lo hizo con gran profundidad y calidad humana y espiritual.
Desde el don de la entrega vivió su trabajo en todos los ámbitos donde se le requirió, con gran responsabilidad y generosidad: fue la primera Secretaria General del Instituto, Consejera General de Formación en el primer Consejo electo; fue Administradora en el complejo parroquial de Ntra. Señora de los Dolores; y profesionalmente trabajó como secretaria en el Secretariado de la Conferencia Episcopal Española. Su prolongado, fiel y generoso servicio a la Iglesia le mereció la condecoración Pro Ecclesia et Pontifice, otorgada por el papa San Juan Pablo II.
María nos impulsó y animó hasta el último aliento de su vida: «hijas, si nosotras con tan poco pudimos hacer tanto, vosotras adelante, que el Señor seguirá haciendo su obra».
En la tarde del 24 de noviembre, sus restos reposaban al lado de la tumba del padre Juan durante la celebración de la eucaristía en acción de gracias por su vida, presidida por el superior de la comunidad de Carmelitas Descalzos de la iglesia de San Juan de la Cruz. En su homilía, nos recordó unas palabras del Prefacio V de la misa, para vivir en Cristo:
«Con amor celebramos su Muerte,
con fe viva proclamamos su Resurrección,
y con firme esperanza aguardamos su gloriosa Venida».´
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