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Adviento – Ciclo C

La esperanza es una virgen encinta de un mundo diverso.
Sólo las mujeres, las madres, conocen la espera,
porque está inscrita físicamente en sus cuerpos.
Se espera no por una carencia, sino por una plenitud,
no por ausencia que colmar, sino por una
sobreabundancia de vida que ya presiona.
Se espera para engendrar: el viento del Espíritu llena la vida.
(ERMES ROCHI)

UNA LUZ GRANDE: EL ADVIENTO

Todos los sueños, las visiones, los anuncios y promesas de los grandes profetas se irán concretando y personalizando en la figura de un Niño divino, un Mesías pacífico y salvador. Será un vástago de Jesé, sobre el que reposará la plenitud del Espíritu (cf. Is 7,14; 9,5; Mi 5, 1-4; Za 9, 9-10…) Este niño será un sol, precedido por una bellísima aurora, la madre. Con él todas las esperanzas serán posibles y todos los advientos terminarán en una realidad superadora.

Así: La paz será posible, porque él «es Príncipe de Paz» (Is 9,5) y «él es la Paz» (Mi 5,4)
La justicia será posible, porque «la justicia será su ceñidor» (Is 11,5)
La plenitud será posible, «porque la tierra estará llena del conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas del mar» (Is 11,9)
La santidad será posible, porque «sobre él reposará el Espíritu de Yahveh» que es Espíritu Santo (Is 11,2)
La salvación será posible, porque él es la fuente de la gracia, y «sacaréis agua con gozo de los hontanares de la salvación» (Is 12,3)
La libertad será posible, porque él quebrantará «la vara del opresor y el yugo de su carga» (Is 9,3)
El amor será posible, porque él «se llamará Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros» (Is 7,14), el Dios amor con nosotros; y porque «él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector, y se apiadará del débil y del indigente» (Sal 71, 12-13)

I Domingo

1.- «ALZA LA CABEZA»

«Llegan días -oráculo del Señor- en que cumpliré la promesa …» (Jer 33, 14-16).
«… Os rogamos … habéis aprendido cómo proceder para agradar a Dios» (I Tes 3,12 – 4,2).

SÍMBOLOS

  • Corona de Adviento
  • Candelabro con los cuatro cirios
  • Leccionario de San Lucas – ciclo C

2.- PALABRA

(Lc 21, 25-28. 34-36). San Lucas con este discurso quiere suscitar en el corazón creyente las actitudes de vigilancia y oración mientras se espera al Señor.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 21, 25-28. 34-36)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. 26 Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. 27 Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. 28 Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. 34 Tened cuidado: no se embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; 35 porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. 36 Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

COMENTARIO

A pesar del lenguaje apocalíptico y catastrófico, la venida del Hijo del hombre (descrita según la terminología de Dn 7 13) es un gran acontecimiento de liberación. En efecto, una vez que hayan ocurrido esas catástrofes cósmicas, de las que nos hablaba Lucas anteriormente, llegará la liberación definitiva del Hijo del hombre.
No debemos quedarnos prendidos en estas descripciones que en gran medida son sólo un medio literario de la época (es lo que llamamos literatura apocalíptica) para anunciar la importancia de lo que viene. Nuestra fe no está puesta en los acontecimientos descritos, sino en la venida del Hijo del hombre. Es verdad que el acto último de Dios, por el cual el mundo y la humanidad llegarán a su plenitud, es un dato fundamental de nuestra fe. Pero no dejemos volar la fantasía de forma que nos quedemos anclados en la imaginería apocalíptica que lo describe. Podemos olvidar la realidad mundana y el tiempo que queda por vivir hasta la consumación final (2 Tes 3 10-12).
En cualquier caso la actitud del cristiano ante el fin es de esperanza y no de temor.
La segunda parte de este texto es una exhortación a la vigilancia (Lc 21 34-36; véase Lc 12 36-48 y 1 Tes 5 2-10). Los cristianos no deben sucumbir a las atracciones de este mundo que nos pueden apartar del camino evangélico, y para ello la oración vigilante es necesaria (Lc 6 12; 18 1). Así podrán presentarse ante el Señor como juez sin temor a ser rechazados.

Comentario al Nuevo Testamento
Luis F. García-Viana
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

En este primer domingo, primer día en el calendario de la vida de la Iglesia, nos colocamos bajo el signo de la espera. Esperamos vivir un doble acontecimiento:
La venida de Cristo en la carne, por tanto movimiento en cada uno de nosotros …
La venida de Cristo en gloria, que ha de manifestarse en nuestra vida …

Ambos acontecimientos los vivimos en esperanza:
Esperanza del final que está aconteciendo hoy, ahora, en cada uno de nosotros.
Esperanza a la que hemos de dar forma en el camino de la vida diaria.
Esperanza que se alumbra en nosotros con el desplome de las «estrellas, lunas y soles» de nuestras vidas.
¡Purifiquemos nuestras esperas y nuestras esperanzas!
Esperanza purificada de ídolos, de productos fáciles, de reclamos llamativos …
Esperanza audaz, vivida en el «discernimiento» permanente del encuentro con el Hijo en cada humano.
Esperanza orientada hacia el encuentro con Él:
En la Palabra cotidiana
En los Acontecimientos sencillos de cada día
En la mirada limpia de los humildes
En las alegrías de los pobres
En los Sacramentos de la Iglesia y de la vida.
Cuando estos encuentros «comiencen a suceder», «levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación» (Lc 21, 28).

Vivamos esta espera «despiertos, pidiendo fuerza» (v.36), para poder ofrecerla a los hermanos que tantas esperanzas necesitan.
En tiempos difíciles: lucha y esperanza.
Viene nuestro liberador.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

Repite sosegadamente

  • ¡Ven, Señor!
  • ¡Ven, Salvador!
  • El Señor es mi fuerza

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • ¿En qué esperas concretas apoyas tu existencia?
  • ¿En quién confías, de quien te fías?
  • ¿Hacia dónde está orientado tu compromiso?, ¿qué acciones concretas lo explicitan?, ¿quiénes son los receptores, beneficiarios, de tu esperanza?
  • ¿La oración «vigila y orienta» tus acciones y tus expresiones esperanzadas?
  • ¿Esperas purificando tu vida, orientándola y creando amor en ti?

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos partir de los versículos últimos del Evangelio:
  • «Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre» (v.36)
  • ¿Qué nos está indicando este versículo?
  • «Estar despiertos», ¿qué supone?
  • «pidiendo fuerzas», ¿cómo?, ¿juntos?, ¿con qué acciones?
  • «para escapar de todo», ¿qué nos acosa, nos aliena, nos esclaviza …?
  • «manteneos en pie», ¿esto qué supone?, ¿ante nosotros, ante los otros, ante Dios?

Terminamos orando con el Salmo 24 del Diurnal.

A ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en ti confío,
no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos,
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
Por el honor de tu nombre, Señor,
perdona mis culpas, que son muchas.

II Domingo

1.- DIOS SALVA

«… Ponte en pie, Jesusalén, sube a la altura …» (Bar 5, 1-9).
«… Esta es mi oración: que vuestra comunidad de amor siga creciendo …» (Flp 1, 4-6. 8-11).

SÍMBOLOS

  • Corona de Adviento
  • Conjunto de piedras … con nombres
  • Bandeja con arena

2.- PALABRA

(Lc 3, 1-6). La voz que grita en el desierto proclama la proximidad de la salvación universal.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 3, 1-6)

El año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y de la región de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene, 2 en tiempos de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, la palabra de Dios vino sobre Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto. 3 Y fue por toda la región del Jordán predicando que se convirtieran y se bautizaran para que se les perdonaran los pecados, 4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
Voz del que grita en el desierto:
preparad el camino al Señor;
allanad los senderos para él;
5 todo valle será rellenado
y toda montaña o colina será rebajada;
los caminos tortuosos se enderezarán
y los ásperos se nivelarán.
6 Y todos verán la salvación de Dios.

COMENTARIO

Nos encontramos de nuevo en esta sección del evangelio con la misma técnica de los paralelismos que Lucas ha utilizado ya en el relato de la infancia. En primer lugar se nos cuenta la actividad del bautista hasta el momento de su encarcelación por Herodes (Lc 3 1-20). Una vez que Juan ha desaparecido de la escena se inicia el ministerio de Jesús (Lc 3 21- 4 30). Esta separación tan tajante expresa claramente la concepción de la historia salvífica de Lucas. Para él Juan es el último testigo de la antigua alianza (Lc 16 16), mientras que Jesús es el centro del tiempo.
Lucas inicia la misión de Juan situándola en la historia del mundo pagano y en la del pueblo de Israel. En esta descripción geopolítica, como en el prólogo, se advierte la influencia de los historiadores de su tiempo. Pero Lucas no nos quiere dar sólo unos datos históricos. Pretende mostrarnos que la salvación de Dios, que viene con Jesús, no es algo intemporal. Se inserta en una historia y una geografía muy concreta. Así se nos describe la intrincada política de Palestina en la época en que Jesús va a empezar su predicación. Había territorios que dependían directamente de Roma, como era el caso de Judea. Otros, sin embargo, mantenían una cierta autonomía, como la provincia de Galilea. La fecha propuesta por Lucas nos permite afirmar que el comienzo de la misión de Juan ocurrió en los años 27 ó 28 d. C.
Juan es descrito como un profeta itinerante. Sin embargo, no es uno más en la larga serie de los profetas de Israel. Es el último profeta (el juicio inminente, Lc 3 7), el nuevo Elías esperado por Israel (Lc 1 17) y del que nos hablaba el profeta Malaquías (Mal 3 25). Terminará, como muchos de sus predecesores, encarcelado por fidelidad a su misión (Lc 3 19-20). Él viene a preparar el camino del Señor. Es lo que afirma la cita de Isaías (Is 40 1-5). Sin embargo Lucas, a diferencia de Mateo y Marcos, prolonga el texto del profeta hasta el v. 5 para introducir un rasgo universalista (todos) muy propio de su teología.

Comentario a San Lucas
Luis F. García-Viana
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

El profeta, dice P Valéry, llama a las cosas que todavía no existen como si ya existieran». El realista hace inventarios de lo que ve; el profeta esperanzado que es Juan, que eres tú y que soy yo, damos nombre a lo que todavía no es, pero que puede ser en ti, en mí y que fue en Juan: «Todos verán la salvación de Dios» (v.6).
No nos contentemos con «ver cosas», abramos los ojos hacia Dios que viene a liberarnos de nuestras esclavitudes.
La liberación nos requiere, nos compromete, nos exige colaboración, comenzando por el deseo de liberarnos de las propias cadenas.
Se trata -como dice Isaías- de «allanar, de enderezar, de preparar caminos» (v.4) de rectitud, de justicia; itinerarios donde el amor sea posible.
Hemos de «elevar valles», y «rebajar montañas y colinas»; unos tan encumbrados y otros con tan poca autoestima …; unos tan llenos y otros con tantas carencias …
Tengamos el coraje de cortar, de pulir, de rebajar … «para que todos vean la salvación de Dios» (v.6).
Es cuestión de «ver», de mirar de otro modo la existencia mía, tuya y del otro …, es cuestión de «ver a Dios entre nosotros».
«La palabra de Dios vino sobre Juan» (v.2), pero hoy viene sobre ti y sobre mí para que veamos de otro modo cuanto existe.

No viene para poner bombillas y colorines, viene para que nos reconozcamos, para que nos encontremos, para que «siendo quienes somos» vivamos ya su salvación, que sigue siendo un DON gratuito para ofrecerlo a TODOS.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «Venga tu Palabra»
  • ¡ Allana, endereza !
  • ¡ Ven, Señor !

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • Para liberarnos salgamos con Juan al desierto:
    Desierto de las cosas, de los objetos, de las acumulaciones…, de las posesiones.
  • Desierto de los aplausos, de la fama, del prestigio, de las alturas …
  • Desierto de las seguridades, de las verdades absolutas, de lo que siempre ha sido así…
  • Salgamos a escuchar a Dios, a verle llegar revestido de pobreza, en la fragilidad de «un hombre cualquiera» (Flp 2, 7); «pasando por uno de tantos».
  • Lucas nos dirá: «¿Qué salisteis a ver en el desierto?» (Lc 7, 24).

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos partir de la siguiente cita de Isaías 40, 4-5, de la que se hace eco Juan Bautista.
    «… todo valle será rellenado y toda montaña o colina será rebajada; los caminos tortuosos se enderezarán y los ásperos se nivelarán. Y todos verán la salvación de Dios».
  • ¿Qué cambios han de operarse en «una sociedad en crisis» para que esto acontezca?
  • ¿Quién tiene que cambiar?
  • ¿Dónde se han de operar los cambios?
  • ¿Cómo se han de llevar a cabo en tu contexto?

Terminamos orando con el Salmo 125 del Diurnal.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

III Domingo

1.- ALÉGRATE

«… Regocíjate y gózate de todo corazón, Jerusalén …» (Sof 3, 14-18).
«… Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres …» (Flp 4, 4-7).

SÍMBOLOS

  • Corona de Adviento
  • Candelabro con cuatro cirios adornados con flores
  • Gran ramo de flores

2.- PALABRA

(Lc 3, 10-18). ¿Qué debemos hacer?, en esta pregunta Juan responde a cada situación con lo propio: justicia y amor.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 3, 10-18)

La gente le preguntaba:
– ¿Qué hemos de hacer?
11 Y les contestaba:
– El que tenga dos túnicas, que le dé una al que no tiene ninguna, y el que tenga comida que haga lo mismo.
12 Vinieron también unos publicanos a bautizarse y le dijeron:
– Maestro, ¿qué hemos de hacer?
13 Él les respondió:
– No exijáis nada fuera de lo fijado.
14 También los soldados le preguntaban:
– ¿Y nosotros qué hacemos?
Juan les contestó:
– No uséis la violencia, no hagáis extorsión a nadie, y contentaos con vuestra paga.
15 El pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías. 16 Entonces Juan les dijo:
– Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. 17 En su mano tiene el bieldo para aventar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará en un fuego que no se apaga.
18 Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena noticia.

COMENTARIO

Juan predica además la conversión y exige de sus oyentes (la gente y no los fariseos y saduceos de Mateo, Mt 3 7-10) frutos que prueben la autenticidad de su conversión. Esta implica para Juan un cambio de vida. Y este cambio es descrito en Lc 3 10-14, mediante el tema de la fraternidad y la justicia que tiene ecos de la predicación de los profetas del Antiguo Testamento. Las recomendaciones concretas dirigidas a los publicanos y soldados tienen muy en cuenta las tentaciones propias de su forma de vida.

El Evangelio según San Lucas
Luis F. García-Viana
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

Este es el texto del adviento de las preguntas concretas y de las respuestas ajustadas: «¿Qué hemos de hacer?» (v.10):
Cada cual una ojeada a su situación, a su trabajo, a su entorno personal, a sus prójimos – próximos …
Miremos si nuestro prójimo se alegra de nuestra cercanía.
¿Qué capacidad tenemos de compartir?

Tanto en el plano social, como en el fiscal o como en el policial, la regla de oro consiste en un no al atropello, a la mentira, a la violencia …; un sí al Señor que se insinúa en el prójimo y un sí a la alegría de vivirle cercano, en el otro, entre nosotros.
Digamos sí a la «comunión» con los hermanos que nos convierte en seres felices.
Digamos sí a la «buena noticia» (v.18) que se nos acerca en los hermanos …
Abramos nuestra existencia a la «expectativa, a las preguntas» (v.15), para vivir centrados en el futuro, en lo que nos aportan las esperanzas …
Para Juan la persona se realiza cuando rechaza replegarse sobre sí misma y se abre al otro y a los otros.

Desde el fondo del misterio de nuestra existencia «viene el fuerte … » (v.16), «él os bautizará con Espíritu Santo y fuego» (v.16). Disponemos nuestras vidas para aceptar, para vivir y gozar de ese extraordinario don que Dios nos hace: renacer a la alegría, al gozo de compartir, a la BUENA NOTICIA.
Viene encarnando en ti y en mí una nueva vida.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «¿Qué he de hacer?»
  • «Ven Espíritu Santo»
  • «Ven Salvador»

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • ¿Qué acciones concretas de tu existencia te acercan a los demás?
  • ¿Las experimentas con alegría o las soportas?
  • ¿Las eliges tú o se te imponen?
  • ¿Son evangélicas o neutras?
  • ¿Te producen esperanza o indiferencia?
  • ¿Estás abierto a la «buena noticia»?
  • ¿Qué sería para ti, hoy, la «buena noticia»?
  • ¿De quién serías capaz de recibirla?
  • ¿Qué contenidos habría de tener para que te produjese alegría?

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos partir dialogando sobre las posibilidades que tenemos nosotros de «hacer»
    ¿Qué hemos de hacer? (v.10).
    ¿Qué hemos de hacer? (v.12).
    ¿Y nosotros qué hacemos? (v.14).
    «El pueblo estaba en expectativa» (v.15).
  • Esta llamada a la acción, ¿qué actitudes y situaciones concretas nos invita a revisar?
  • Situaciones establecidas de tipo comunitario, familiar y personal.
  • Acciones que se han de reevangelizar.

Terminamos orando juntos el cántico de Isaías 12, 1-6 del Diurnal

Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día diréis:
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
“Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel.”»

IV Domingo

1.- «HEME AQUÍ»

«… tu, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel …» (Miq 5, 1-4).
«… Aquí estoy, Dios, para hacer tu voluntad …» (Heb 10, 5-10).

SÍMBOLOS

  • Corona de Adviento
  • Cuna vacía
  • Paquetes de arroz, garbanzos ….

2.- PALABRA

(Lc 1, 39-45). El encuentro de dos madres que esperan el nacimiento de sus hijos se convierte en acontecimiento feliz «por haber creído» (v.45).

Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 1, 39-45)

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y 42 dijo a voz en grito:
– «¡Bentida tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
43 ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? 44 En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

COMENTARIO

Encuentro de María con Isabel. Puesto que María ha aceptado la palabra de Dios con fe profunda, como reconoce Isabel (Lc 1, 45), demuestra su fe a través de la caridad y va a visitar a su parienta. María aparece como la creyente cuya fe contrasta con la desconfianza de Zacarías (Lc 1, 20). Este encuentro de las dos madres es en realidad el encuentro de los dos hijos. Juan inaugura su misión anunciando por boca de su madre el señorío de Jesús (Lc 1, 43), manifestación de su mesianismo y de su profunda relación con Dios (Lc 2, 11). El título de Señor nació de la comunidad que había experimentado el encuentro con el resucitado (Hch 2, 36). Pero en este relato Jesús es llamado así, incluso antes de su nacimiento. Una prueba más de que estos acontecimientos son interpretados desde la fe de la Iglesia primitiva.

El Mensaje del Nuevo Testamento
Luis F. García-Viana
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

Tres luces se nos destacan de esta página del Evangelio de Lucas: el camino, el encuentro y la alabanza.
«María se puso en camino y fue aprisa a la montaña» (v.39). Ya en el seno materno Jesús está en camino, una actitud básica para el creyente; como dirá von Balthasar «la Iglesia debe llevar, como María, aquello por lo que se deja llevar».
Madre e hijo en itinerancia amorosa hacia las criaturas que van a reconocerle y proclamarle «Señor» antes de nacer (v.43).
«En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre» (v.41). Dos encuentros, dos esperas creyentes, una el final de la antigua ley -Isabel- y Juan como último profeta del Antiguo Testamento; la otra -María- la mujer nueva, la creyente (v.45), la portadora de la salvación, la que contagia el Espíritu, «en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre» (v.44). Dios consagra, salva a través de un simple saludo, a través de la proximidad y de la palabra de otro … La alegría de Juan en el vientre de su madre nos indica que los tiempos mesiánicos están presentes, están «llegando».
«Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá» (v.45). Esta es la mejor alabanza de María, la creyente, la que se fía de Otro, se pone al servicio de Otro, se deja llevar por Otro. María es la mujer que cree, no la que sabe, la que verifica, la que cuestiona; es un ser humano extraordinariamente confiado en Dios. María es alabada en su fe y por su fe; es la imagen de la nueva humanidad, de la Iglesia confiada en la palabra de su Señor.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «Ven pronto, Señor»
  • – ¿Quién soy yo?
  • – «Dichosa tú»

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • ¿Cómo tengo yo planteadas las esperanzas de mi existencia?
  • ¿Tengo una actitud abierta, itinerante, en camino?
  • ¿Qué acciones concretas o actitudes concretas la expresan?
  • ¿Hacia quienes se dirige mi itinerancia?
  • ¿Quiénes son mis interlocutores en el «encuentro» o «encuentros» que me salvan?
  • ¿Son de mi vida cotidiana, de mi entorno, de fuera, extraños… ?
  • ¿Cómo se especifica para mí el mensaje de la salvación?: en palabras, hechos, actitudes …
  • ¿Soy agradecido en la salvación cotidiana?

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos partir de la frase siguiente del texto de San Lucas:
    «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» (v.43).
  • ¿Nos visita, hoy, el Señor a nosotros?
  • Dialoguemos sobre sus «formas de presencia» en la vida creyente y en la vida eclesial:
    ¿Qué presencias se potencian más?
  • ¿Qué presencias se debilitan hoy?
  • ¿Qué presencias deberíamos cuidar?
  • Cabría distinguir entre «presencia sacramental», «presencia real» y «presencia existencial».
    Formas en nuestra sociedad.

Terminamos orando juntos el cántico de Isaías 12, 1-6 del Diurnal

Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día diréis:
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
“Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel.”»

Inmaculada Concepción

La fiesta de la Inmaculada es un canto admirativo a la belleza y a la plenitud humana. Es, sobre todo, un canto agradecido al amor misericordioso de Dios. Él ha querido empeñarse con el hombre en la lucha contra el mal que lo oprime y esclaviza. Así el misterio de la Inmaculada es el principio de toda una historia de salvación. Por eso María es esperanza nuestra. Por eso María es el mejor icono de adviento. Por eso María nos contagia de optimismo y alegría. Ya nunca tendremos razón para la desesperanza.

CANTO

Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar
Madre mía del cielo. Si en mi alma hay dolor
busco apoyo en tu amor
y hallo en ti mi consuelo.

Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar;
mi plegaria es canción.
Hoy te quiero ofrecer lo más bello y mejor
que hay en mi corazón (2)

Porque tienes a Dios, porque tienes a Dios,
Madre todo lo puedes. Soy tu hijo también,
soy tu hijo también, y por eso me quieres.

Dios te quiso elegir, Dios te quiso elegir,
como puente y camino,
que une al hombre con Dios
que une al hombre con Dios, en abrazo divino.

Inmaculada Concepción

ORACIÓN

Oh María, Virgen Inmaculada:
Hemos venido a orar
en el día solemne en el que la liturgia
celebra tu Inmaculada Concepción,
misterio que es fuente
de alegría y de esperanza
para todos los redimidos.

DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel entrando a su presencia, dijo:
– Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.

MEDITACIÓN

Una página divino – humana. Lo divino se acerca a lo humano. Lo humano toca lo divino. Dios por amor quiere humanizarse. El hombre, en fe, se abre a Dios.
Todo este misterio se desarrolla en la tierra de María. Ella no es protagonista, pero se deja hacer. Se entrecruzan el sí de Dios y el sí del hombre.
La página, llena de luz y de alegría, de amor y de esperanza, de fe y de obediencia, es la antítesis de la otra página, tan triste y tan oscura, del primer pecado. Quedamos deslumbrados por un abismo de luz y un misterio de amor.

ORACIÓN

Mujer de los silencios y la escucha,
la Virgen vigilante de esperanza,
dócil siempre al Espíritu divino,
escucha sus palabras y las guarda.
Y la Palabra se hace entraña en ella;
enamorada, se llena de Palabra.

María es el anhelo de los pobres,
la más pobre y pequeña de su raza,
abierto el corazón, vacía el alma;
y el sí de Dios a la pobreza humana.
Ensalza a los humildes, los hambrientos,
y profetiza el día de mañana:
todo será mejor, será distinto:
el mundo del amor y de la gracia.

Eres María, icono y anticipo
de nueva creación resucitada.
Bendita tú, María, luz materna,
caridad y esperanza iluminada.

MEDITACIÓN Y CANTO

María es la llena de gracia. Llena, pero creciendo con el tiempo. Llena, pero su capacidad crecía con la edad, con la experiencia, con la oración, con la prueba, con el dolor, con el amor.
R/ Bendita tú entre las mujeres / y bendito el fruto de tu vientre.

María es la llena de fe. Por eso fue dichosa, porque creyó y acogió la Palabra. Pero su fe crecía en el trato diario con Jesús, cuando él se perdió en el Templo, cuando ella guardaba la Palabra sin entenderla y la rumiaba en su corazón, ante los signos de su Hijo, en la cruz…
R/ Bendita tú entre las mujeres / y bendito el fruto de tu vientre.

María es la llena de esperanza. Pero creciendo con el tiempo. Crecía cuando esperaba el nacimiento del Niño, cuando admiraba sus cualidades, cuando le oía hablar de la venida del Reino de Dios, cuando después de la muerte anhelaba la resurrección, y después la parusía.
R/ Bendita tú entre las mujeres / y bendito el fruto de tu vientre.

María es la llena de amor. Pero creciendo con el tiempo. Amor hecho entrega obediente en el fiat; hecho alabanza y servicio en la visitación; hecho ternura y cuidado en el nacimiento; hecho respeto y empatía en Nazaret. Crecía María en el amor a Cristo y a Dios cuando veía a su Hijo rezar y escuchaba el Padrenuestro, cuando captaba los latidos de su corazón, cuando partía el pan con los discípulos, cuando fue testigo de su pasión y de su resurrección.
R/ Bendita tú entre las mujeres / y bendito el fruto de tu vientre.

María es la llena de Espíritu Santo. Pero creciendo con el tiempo. Invadida por el Espíritu en la concepción de Jesús, se dejaba guiar siempre por el Espíritu. A su dictado rezaba y meditaba, trabajaba y servía, acompañaba y se dejaba acompañar. Por la fuerza del Espíritu estaba junto a la cruz y ofrecía -vivo altar- a su Hijo muerto. Animada por el Espíritu unía a los discípulos disgregados y entristecidos. Y allí con los discípulos, su alma se convirtió en hoguera viva y su cuerpo en templo sagrado por la efusión plena del Espíritu.

PRECES

  • R/ Señor, escúchanos. Señor, óyenos.
  • Para que tu Iglesia se purifique del pecado y sea santa e inmaculada.
  • Para que todos nos comprometamos en la lucha contra el pecado del mundo y contra el pecado que hay en nosotros.
  • Para que nuestra devoción a María favorezca nuestras actitudes de fe, acogida y entrega.
  • Para que el misterio de la Inmaculada encienda nuestra esperanza y nuestro compromiso de amor.
  • Para que los niños y jóvenes crezcan limpios e ilusionados.
  • Para que la Virgen Inmaculada nos enseñe a decir sí a Dios y a los hermanos, especialmente a los pobres.

MARÍA, ENSÉÑAME

Tú que un día escuchaste la voz de Dios
y abriste el corazón a su llamada,
enséñame a escuchar.

Tú que escogiste el único camino
entre los que el mundo ofrece,
enséñame a escoger.

Tú que sonríes en cada nuevo día,
sin temer el misterio del porvenir,
enséñame a sonreír.

Tú que eres libre en el mundo
de los amores que nos pueden prender
enséñame a crecer.

Tú que entregas tu corazón entero
al corazón del Padre, sin vacilar,
enséñame a esperar.

Tú que sufres también y que te cansas,
sin por ello cansarte de vivir,
enséñame fidelidad en el sufrir.

Tú que das testimonio del Amor,
que preparas en la tierra la eternidad,
enséñame a vivir en santidad.
flor blanca

CANTO DEL MAGNIFICAT

Yo canto al Señor, porque es grande,
me alegro en el Dios que me salva.
Feliz me dirán las naciones,
en mí descansó su mirada.
Unidos a todos los pueblos,
cantemos al Dios que nos salva.

Él hizo en mí obras grandes,
su amor es más fuerte que el tiempo;
triunfó sobre el mal de este mundo
derriba a los hombres soberbios.
Unidos a todos los pueblos,
cantemos al Dios que nos salva.

No quiere el poder de unos pocos,
del polvo a los pobres levanta,
dio pan a los hombres hambrientos,
dejando a los ricos sin nada.
Unidos a todos los pueblos,
cantemos al Dios que nos salva.

Libera a todos los hombres,
cumpliendo la eterna promesa
que hizo a favor de su pueblo,
los pueblos de toda la tierra.
Unidos a todos los pueblos,
cantemos al Dios que nos salva.