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Tiempo Pascual – Ciclo C

El proceso contra Jesús y su crucifixión hicieron terminar su obra en un fracaso estrepitoso. Humanamente hablando, la muerte de Jesús en la cruz es una terrible derrota, con ella sus adversarios quedan tranquilos y sus seguidores decepcionados y abatidos; para quienes lo miraban con ojos indiferentes, aquel galileo era un pobre visionario que había pagado un tributo muy caro a sus pretensiones mesiánicas. Sin embargo, Dios no sigue la lógica humana. Lo que escribió Pablo a los filipenses (Flp 2, 6-11) pone de manifiesto la fe de la Iglesia, que muestra otro final, una conclusión diferente e inesperada que se convierte en el inicio de una nueva era llena de esperanza: Dios lo ha levantado sobre todo y le ha concedido el «Nombre-sobre-todo-nombre».

El misterio de la muerte y resurreción de Cristo nos abre las puertas de la salvación. A partir de este acontecimiento trascendental, la historia de la humanidad se sitúa en una nueva perspectiva, y cuando entramos en relación con el Señor resucitado, nuestra vida ya no puede ser como antes. Si no hemos experimentado una renovación es porque no le hemos conocido de veras, ya que a Jesucristo es imposible conocerle y no amarle, amarle y no seguirle. Su conocimiento nos lleva a la transformación por el amor y la comunión con él. Dice un antiguo texto litúrgico inspirado en Sal 139, 18. 5-6: «He resucitado y aún estoy contigo, has puesto sobre mí tu mano: tu sabiduría ha sido maravillosa»; y es que la resurrección de Cristo es también nuestra resurrección.

La sabiduría oculta
Encuentro con Dios y su Palabra
Joaquín Meseguer García

II Domingo

1.- BUSCA LA COMUNIDAD

« …La gente sacaba los enfermos a la calle…, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno… » (Hch 5, 12-16).
« …Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive…» (Ap 1, 9-11.12, 13. 17-19).

SÍMBOLOS

  • Cirio Pascual.
  • Imagen de las llagas.

2.- PALABRA

(Jn 20, 19-31) Jesucristo aglutina a los discípulos entorno a la Paz y al Espíritu. Tomás es el símbolo de la resistencia a la fe. «Dichosos los que crean sin haber visto».

Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 20, 19-31)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
– «Paz a vosotros».
20 Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 21 Jesús repitió:
– «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
22 Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
– «Recibid el Espíritu Santo; 23 a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25 Y los otros discípulos le decían:
– «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
– «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
26 A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
– «Paz a vosotros».
27 Luego dijo a Tomás:
– «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
28 Contestó Tomás:
– «¡Señor mío y Dios mío!»
29 Jesús le dijo:
– «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».
30 Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. 31 Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

COMENTARIO

El testimonio de los ángeles, los encuentros y apariciones y, en especial, las exigencias de comprobación por parte de Tomás, son de sumo interés. De ellas se deduce que el Resucitado y el Crucificado son el mismo, aunque su forma de vida sea diversa. Ambos aspectos son igualmente importantes. De ahí las exigencias de ver y palpar los agujeros de las manos y del costado: identidad. De ahí la dificultad en reconocer al Resucitado; creen ver un fantasma, un viandante, el jardinero: diversidad en su nueva forma de vida. La resurrección de Jesús no es la vuelta de un cadáver a la vida, sino la plena participación de la vida divina por un ser humano.
El contacto físico con el Resucitado no pudo darse. Sería una antinomia. Como tampoco es posible que él realice otras acciones corporales que le son atribuidas, como comer, pasear, preparar la comida a la orilla del lago de Genesaret, ofrecer los agujeros de las manos y del costado para ser tocados … Este tipo de acciones o manifestaciones pertenece al terreno literario y es meramente funcional: se recurre a él para destacar la identidad del Resucitado, del Cristo de la fe, con el Crucificado, con el Jesús de la historia.
También intenta poner de relieve la confesión adecuada de la fe cristiana al citar las palabras de Tomás: Señor mío y Dios mío. Tomás es presentado como representante de los que no quieren creer sin ver. Vencida su increencia, el evangelista nos lo presenta como modelo de fe. Son sus palabras las que recogen la auténtica confesión de la fe cristiana. En sus palabras el evangelio de Juan alcanza su cota más elevada: el reconocimiento de Jesús como Señor y Dios.

Comentario al Nuevo Testamento
Felipe Fernández Ramos
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

«Al anochecer de aquel día» (v.19). Así como en los discípulos, en nosotros aparecen los miedos, las dudas, los desencantos… la cruz, la dispersión, la desunión….
«En esto entró Jesús» (v.19)…. entró en la estancia, en ellos, en la comunidad… Todo lo ilumina, lo pacifica, lo hace transparente, lo llena de alegría, lo llena de luz…. «se llenaron de alegría al ver al Señor» (v.20).
«Les mostró las manos y el costado» (v.20). Toda herida puede ser curada, toda llaga humana sanada… todo sufrimiento, muerte y pecado podrán ser vencidos. Podemos mirar con serenidad nuestra condición frágil y pecadora.
Él sale a nuestro encuentro «aunque tengamos las puertas cerradas», «por miedo» (v.19); Él nos saluda con la Paz y nos inunda con su alegría….
Él nos motiva llenándonos con su Espíritu (v.22) para que venzamos todo miedo, toda duda y toda tristeza…; Él nos envía a testimoniar la vida que tenemos como fruto de su Espíritu (v.21).
Él nos regenera y nos encarga regenerar la vida con el «perdón» (v.31), esto, fruto de la vida que recibimos gratuitamente.

Tomás el «ausente», el «Mellizo», uno, como cada uno de nosotros…., «si no veo, no creo» (v.25)… Ocho días después, otra vez la comunidad, la cerrazón, el miedo, las puertas…; Jesús en medio, «-Trae tu mano…, trae tu dedo… aquí tienes mis manos… y no seas incrédulo, sino creyente» (v.27) «¡Señor mío y Dios mío!» (v.28).
No es bueno andar cerrado, andar con miedo, andar en solitario…
No es bueno exigir pruebas, exactitudes y verificaciones…

Señor, estás tan «en medio» de todos, de la vida, de los acontecimientos, que no te vemos porque vivimos deslumbrados, por nosotros mismos…. Cura nuestras cegueras, nuestros miedos y tristezas con la fuerza sanadora de tu Espíritu.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «Paz a vosotros»
  • «Recibid el Espíritu Santo»
  • «¡Señor mío y Dios mío!»

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • Si estás viviendo un anochecer, cuida tus miedos, tus dudas, tus desencantos…
    ¿Qué necesitas iluminar en tu vida?
  • ¿Cuántas zonas de tu convivencia necesitas pacificar?
  • ¿Cómo dejar que la alegría de Dios llegue a tu vida?
  • ¿Miras con hondura todas las cosas?
  • Si estás viviendo en la mañana, cuida que no te pasen desapercibidas las heridas, las llagas, los sufrimientos…
    ¿Te relacionas amorosa y felizmente con el dolor?
  • ¿Sanas, curas, alegras la vida de tu entorno?

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos partir para dialogar de la siguiente frase del Evangelio: «- ¿Porque me has visto has creído?
  • Dichosos los que crean sin haber visto?» (v.29)
  • ¿Qué sentido tiene «ver» en este versículo del Evangelio de San Juan?
  • ¿Podemos nosotros «ver» a Jesús el Cristo, hoy?
  • ¿Cómo, en quienes, bajo qué signos?
  • ¿Existen diferentes formas de «presencia»?
  • ¿Tomamos conciencia de la importancia de esta Bienaventuranza?

Concluimos orando juntos el Salmo 117 – 2ª. parte, del Diurnal

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
Él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa».

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

III Domingo

1.- MISIÓN DE LA COMUNIDAD

« ¿No os habíamos prohibido…? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza …» (Hch 5, 27-32. 40-41).
« … Al que se sienta en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder …» (Ap 5, 11-14).

SÍMBOLOS

  • Cirio Pascual.
  • Pan y peces.

2.- PALABRA

(Jn 21, 1-19) El Resucitado junto al lago hace que los discípulos redescubran su vocación misionera de pescadores en otros mares y con otras redes…

Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 21, 1-19)

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
3 Simón Pedro les dice:
– «Me voy a pescar».
Ellos contestan:
– «Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. 4 Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Jesús les dice:
– «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron:
– «No».
6 Él les dice:
– «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. 7 Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro:
– «Es el Señor»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. 8 Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
9 Al saltar a tierra ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. 10 Jesús les dice: -«Traed de los peces que acabáis de coger».
11 Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
12 Jesús les dice:
– «Vamos, almorzad»,
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
13 Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
14 Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
15 Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro:
– «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Él le contestó:
-«Si, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
-«Apacienta mis corderos».
16 Por segunda vez le pregunta:
-«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
-«Si, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
-«Pastorea mis ovejas».
17 Por tercera vez le pregunta:
-«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:
-«Señor; tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
-«Apacienta mis ovejas».
18 Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te cernías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
19 Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió:
-«Sígueme».

COMENTARIO

21, 1-14. Misión evangelizadora de la Iglesia.

La primera parte del capítulo utiliza el lenguaje simbólico y tiene carácter de signo. Baste pensar que los discípulos son siete: cuatro pertenecen al círculo de los Doce y tres a los «otros». El número siete es símbolo de plenitud y de totalidad. Esto significa que la faena de la «pesca» debe correr a cargo de toda la Iglesia.
La pesca milagrosa simboliza la misión de la Iglesia. Así se deduce de una serie de rasgos como la unión del signo con el discurso: Pedro es el pastor de la Iglesia universal; en ella el discípulo amado tiene su propio carisma. La aparición del Resucitado es presentada sobre el andamiaje de una pesca milagrosa, que ilumina la promesa que había hecho Jesús a sus discípulos en el momento de la vocación: os haré pescadores de hombres (Mc 1.17; Lc 5, 1-11). La resurrección de Jesús es la que hizo posible la existencia de la comunidad y la misión que le es encomendada. Se afirma, además, que el éxito de la misión cristiana no depende del esfuerzo humano, sino de la presencia viva del Señor en ella.
La red que no se rompe acentúa la capacidad de la Iglesia para recibir en su seno a todos los hombres, por muy distinta que sea su mentalidad y cultura. No hay excepción. Debe notarse la diferencia en relación con el relato paralelo de Lucas: las redes se rompían y las barcas se hundían. Con estos dos datos se trata de magnificar el milagro de Jesús. Juan, por el contrario, intenta poner de relieve la unidad de la Iglesia, compuesta por muchas iglesias y pueblos, y creada por el Resucitado.
El número de ciento cincuenta y tres peces simboliza la plenitud y la universalidad. Es un número triangular, que resulta de la suma de todos los anteriores (1+2+3+4+5+6+…) hasta llegar a diecisiete. El número diecisiete no es un número bíblico, pero sí lo son el diez y el siete: ambos simbolizan lo que acabamos de decir.
Debe destacarse también el simbolismo de Pedro: Jesús había mandado a todos los discípulos que sacasen los peces a tierra. En lugar de ellos aparece Pedro (Jn 21,11). Mediante esta acción se presenta a Pedro como la cabeza de la misión de la Iglesia, que lleva al Señor todo el éxito del trabajo de los siete. Se simboliza, por tanto, la unión de todas las iglesias en Pedro, que lleva a Cristo.
Para la comida hay preparado un pan y un pez. En el relato de la multiplicación de los panes (Jn 6,1-13) se habla de cinco panes y dos peces. La comida es la misma. En ambos casos Jesús tomó el pan y el pez y se lo repartió. La referencia a la eucaristía es evidente.
La pesca en alta mar, en el mundo, adquiere todo su sentido desde la otra orilla donde está el Señor. Él no se mezcla directamente en el trabajo apostólico.

Comentario al Nuevo Testamento
Felipe Fernández Ramos
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

De «estar con las puertas cerradas», como vimos el domingo pasado a los discípulos, pasamos al aire libre:
«Me voy a pescar» (v.3). La Iglesia sale al aire libre, a la misión, a sumergirse en las aguas y en las borrascas de la vida…
«Nosotros también vamos contigo» (v.3). Juntos, en comunidad, en misión y en la misma faena. «Aquella noche no pescaron nada» (v.3).
«Cuando comenzaba a amanecer» (v.4)…, «muy temprano» (Jn. 20,1), «al alborear el día» (Lc 24,1), la presencia del Resucitado les hace caer en la cuenta de su fracaso y de que con Él todo es diferente (v. 4-6). Habían olvidado la advertencia de Jesús: «sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15, 5).
Es «la mañana», es «el alba», el día primero de un mundo nuevo… «-Echad las redes a la derecha de la barca y encontraréis…» (v.6), el lado de «la bendición» según el judaísmo; por sugerencia del Espíritu de Jesús resucitado todo es fecundo, abundante, generoso… (v.6).
«Al bajar a tierra encontraron unas brasas con un pescado puesto encima y pan» (v.9). La comunidad ha de volver a tierra, a encontrarse con su Señor que les sirve a la mesa con el fuego del Espíritu: «Venid a comer». «Vamos, almorzad» (v.12). Es una invitación a participar de la gratuidad de la resurrección y del don de la misión hechos banquete del Resucitado.
Queda en el aire una pregunta dirigida a Pedro y a cada creyente: «¿me amas, me quieres?» (v.16-17). «Señor, tú lo sabes todo» (v.17).

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «¿Me amas?»
  • «Señor, tú lo sabes todo»
  • «Sígueme»

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • ¿Dónde reconocemos nosotros, hoy, al Señor?
  • ¿Qué luces se alumbran en nuestra existencia?
  • ¿Quienes nos llaman a la vida?
  • ¿Quienes nos invitan y motivan a compartir?
  • ¿Desde qué orilla nos están llamando?
  • ¿Estamos en la noche y con las puertas cerradas?
  • ¿Cómo alumbrar el alba, el primer día de la Resurrección?
  • ¿Hacia dónde mirar, dirigir los pasos, a quién dejar que entre…?
    ¡No tengamos miedo…!

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

Podemos partir del siguiente texto (Jn 21, 15):
«Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: – «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Él le contestó: – «Si, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice: – «Apacienta mis corderos» (v.15)

  • ¿Qué significado tiene que Jesús, después de la Eucaristía, pregunte?
  • ¿La pregunta a Pedro es a él en exclusiva o a toda la Iglesia?
  • ¿Nos sentimos concernidos nosotros por este cuestionamiento?
  • ¿Nos podemos sentar a «su mesa» sin hacernos esta pregunta?

Terminamos orando juntos el Salmo 29 del Diurnal

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás».
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme».

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse,
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

IV Domingo

1.- PASTOR DE LA COMUNIDAD

« Teníamos que anunciaros primero a vosotros … pero como la rechazáis … nos dedicamos a los gentiles. » (Hch 13, 14. 43-52).
« El Cordero que está delante del trono será su pastor .» (Ap 7, 9. 14-17).

SÍMBOLOS

  • Cirio Pascual.
  • La Cruz – Cayado de pastor.

2.- PALABRA

(Jn 10, 27-30) El evangelio describe la actitud fundamental del verdadero discípulo de Cristo: escuchar su voz, conocerlo y seguirlo para llegar a la comunión de vida con Él.

Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 10, 27-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús:
27 – «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, 28 y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
29 Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.
30 Yo y mi Padre somos uno».

COMENTARIO

27-28. «Las ovejas mías escuchan mi voz: yo las conozco y ellas me siguen, yo les doy vida definitiva y no se perderán jamás ni nadie las arrancará de mi mano».

Ante los dirigentes, que se niegan a responder a Jesús, describe él lo que significa ser de los suyos. Tienen por características escuchar su voz, es decir, le prestan adhesión, no verbal ni de principio, sino de conducta y de vida (me siguen), comprometiéndose con él y como él a entregarse sin reservas al bien del hombre. El don de Jesús a los que lo siguen es la vida definitiva, el nuevo nacimiento por el Espíritu (3,3.5s), que acaba en ellos la obra creadora y les da la capacidad de hacerse hijos de Dios (1,12). Esos no se perderán nunca, pues la calidad de vida que él comunica supera la muerte (3,16; 8,51); pero, además, estarán al seguro (6,39; 10,9), no perecerán a manos de ladrones (10,10), ni serán arrebatados por el enemigo ( cf. 10,12b), porque Jesús es el pastor que defiende a los suyos hasta dar la vida (10,11).
29 «Lo que me ha entregado mi Padre es lo que más importa y nadie puede arrancar nada de la mano del Padre».
Para Jesús, como para el Padre, lo más importante es el fruto de su obra, la nueva humanidad, que el Padre le ha entregado (6,37.44.65) para que le comunique la vida definitiva. Los previene que no intenten recuperar lo que han perdido, porque nadie puede arrancarlas de la mano del Padre. Jesús les da de nuevo este aviso (10,5).
30. «Yo y el Padre somos uno».
Jesús, el nuevo santuario (2,19-21), hace presente al Padre. El Espíritu, el amor leal que lo llena, es el principio de su actividad (1,14.32). El Padre está presente y se manifiesta en Jesús y, a través de él, realiza su obra creadora, que lleva a cumplimiento su designio (5,17.30; 6,38-40). Jesús se entrega a la realización de este designio sin reservarse nada. Nada hay en él que se mantenga fuera de la actividad del Espíritu. Todo él es expresión del Padre (12,45; 14,9). La identificación entre él y el Padre excluye toda instancia superior a él mismo. La crítica a Jesús es crítica a Dios; la oposición a él es oposición a Dios. No pueden apoyarse en nada para juzgarlo. Ante él no hay más que aceptación o rechazo, sabiendo que la una o el otro incluyen la misma opción respecto a Dios.

El Evangelio de Juan
J. Mateos y J. Barreto
Ediciones Cristiandad

3.- RESUENA LA PALABRA

Jesús es el único, el verdadero Pastor. En Él todos los creyentes estamos llamados a una relación vital, imperecedera con Él.
Tres verbos marcan la acción en este evangelio: «escuchar», «conocer» y «seguir».
«Mis ovejas escuchan mi voz» (v.27). Escuchar es mucho más que «oír», supone una relación más estrecha con aquel a quien se escucha; expresa una llamada, una invitación personal, que nos sentimos concernidos de forma inconfudible por aquel a quien prestamos atención.
La escucha provoca una resonancia interior irrepetible y siempre nueva en quien presta oídos a la Palabra.
Escuchar la voz de la Palabra implica una ligazón de pertenencia recíproca «nadie las arrebatará de mi mano» (v.28).
«Yo las conozco» (v.27). Jesús Pastor se define como el que nos conoce, nos conoce personalmente porque «nos da vida eterna» (v.28); nos protege, «no perecerán» (v.28); ni siquiera la muerte logrará romper esa unión «nadie las arrebatará de mi mano» (v.28). Porque la vida que el Pastor nos da es definitiva, «vida eterna» (v.28).
Esto supone establecer con Él una relación profunda, de comunión personal, que indica intimidad bajo el distintivo del amor.
«Ellas me siguen»; «nadie las arrebatará de mi mano» (v.27 y 28). El seguimiento es un verbo de movimiento que supone caminar, ejercicio y esfuerzo, disciplina para estar cerca del Pastor. Seguir al Pastor es no perderle de vista, ni dejar de escucharle en un ejercicio permanente de cercanía y de intimidad amorosa marcadas por la libertad y la espontaneidad.

El Cristo Pascual es el Pastor y el Cordero que nos alimenta con su cuerpo y sangre.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «El Señor es mi Pastor»
  • «Los míos escuchan mi voz»
  • «Yo les doy vida eterna»

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • ¿Te vives consagrado como miembro de Cristo sacerdote, profeta e instaurador del Reino?
  • ¿Con qué acciones concretas participas en la acción pastoral de Cristo?
  • ¿Te vives en camino, en seguimiento permanente?
  • ¿Denuncias con valentía las injusticias anunciando una manera más amorosa de ser?
  • ¿A qué misión específica te sientes llamado en la comunidad eclesial?
  • ¿Vives tu estado de vida como una llamada a la santidad?

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos compartir la siguiente frase del Evangelio:
    «Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.» (v.29)
  • Jesús y el Padre son uno: ¿Es Jesús -su Palabra- el camino hacia el Padre?
  • ¿Cómo hacer hoy la experiencia de la resurrección en la comunidad?
  • ¿Quienes nos propician la experiencia viva de resucitar?

Terminamos orando juntos el Salmo 22 del Diurnal

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

V Domingo

1.- NOVEDAD

« Al llegar… contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos… » (Hch 14, 20-26).
« …El que estaba sentado en el trono dijo: Ahora hago el universo nuevo…» (Ap 21, 1-5).

SÍMBOLOS

  • Cirio Pascual.
  • Árbol con los Ministerios.
  • Lámparas por cada ministerio.

2.- PALABRA

(Jn 13, 31-33a. 34-35) El amor es el que hace realidad la vida de servicio y de sacramentalidad en la comunidad creyente.

Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 13, 31-33a. 34-35)

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
– «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. 32 Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
33 Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
34 Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. 35 La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros».

COMENTARIO

13, 31-35 El mandamiento nuevo.

Después de la salida de Judas pronuncia Jesús unas palabras misteriosas: lo que se avecina, la pasión, será la manifestación de la gloria tanto del Hijo como del Padre. Es la última vez que el evangelista recurre al título «Hijo del hombre» para designar a Jesús. Pues bien, este Hijo del hombre cuyo retorno al Padre se avecina, enjuicia el significado de su presentación en nuestro mundo: él ha sido la manifestación de la gloria de Dios, es decir, de Dios mismo percibido sensiblemente, de alguna manera, en la persona de Jesús. Esta manifestación o glorificación llega ahora en la pasión a su plenitud. La pasión es, al mismo tiempo, la exaltación-glorificación, el retorno al mundo celeste.
Literariamente hablando, los dos versículos en los que se expresa el mandamiento del amor, son una glosa. Jn. 13,33 tiene su continuación lógica en Jn. 13,36. Jesús anuncia su partida: A donde yo voy, vosotros no podéis venir (Jn 13,33b). La lógica, desde el punto de vista literario, exigiría colocar a continuación de estas palabras de Jesús la pregunta de Pedro: Señor, ¿a dónde vas? (Jn 13,36). Conceptualmente se halla en su lugar ya que, a la manifestación de la gracia y del amor de Dios, la glorificación del Hijo, debe corresponder la manifestación del amor por parte de los discípulos.
El amor mutuo es la esencia del discipulado y su única manifestación auténtica. A la novedad del mandamiento del amor contribuyen: su causa, los discípulos deben amarse, porque ellos fueron amados primero (1 Jn 4,19); Dios manifestó su amor al mundo (Jn 3,16); Jesús amó a los suyos hasta el fin (Jn 13,1). Sólo quien es amado y se siente amado es capaz de amar. El amor de Jesús es fundamental y constitutivo del amor fraterno. No se trata sólo de una acción sino de una especie de atmósfera en la que respira el creyente y donde halla la fuerza para amar a sus semejantes. Por lo que se refiere al modo del mismo: es un amor de entrega, hecho de comunicación y de sacrificio. Así debe ser el de los discípulos. También es importante la finalidad: no es simplemente un amor altruista y humanitario, sino la continuación de la obra de Jesús; el amor mutuo debe ser manifestativo del amor que Dios tiene a los hombres.

Comentario al Nuevo Testamento
Felipe Fernández Ramos
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

Cuando salió Judas del cenáculo» (v.31) para fundamentar toda realidad de servicio-ministerio en la comunidad, ahí está la frase de Jesús: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros» (v.34).
Esta es la nueva alianza donde adquiere sentido y fundamento todo ministerio eclesial.
Este mandamiento manifiesta y expresa el amor de Dios.
Esta cláusula no pide nada para Dios, nada para Jesús, todo lo pide para el ser humano.
Dios no polariza al ser humano en sí, lo dinamiza hacia los hermanos.
Este dinamismo expansivo del amor empujará a la comunidad a una acción de carácter universal.

La referencia concreta de este mandamiento es «como yo os he amado, amaos también entre vosotros» (v.34).
Un amor expresado en actitudes concretas, con gestos y hechos en la vida cotidiana.
Un amor creativo, que mira lo hondo del ser humano sin juzgarlo.
Un amor que da la vida y da vida en servicios concretos.
Un amor que elige la debilidad, la paz y la libertad promocionando la dignidad humana.

Este amor discipular ha de ser visible, reconocible por cualquiera que quiera saber quiénes somos: «esta es la señal por la que conocerán todos que sois mis discípulos» (v.35).
He ahí el espacio utópico de la nueva creación, de la nueva sociedad, de todo progreso.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

PARA VIVIR LA MEDITACIÓN

  • ¿Cómo manifiestas tú, hoy, ese amor, motivador de todo, en la comunidad creyente?
  • ¿En qué servicios concretos?
  • ¿Con qué actitudes permanentes?
  • ¿Hacia qué personas concretas?
  • ¿Lo expresas con la fuerza -convicción- de un sacramento?
  • ¿Lo haces coherente en la práctica?
  • ¿Eres consecuente con lo que expresas?
  • ¿Estás en un crecimiento permanente hacia la unidad con otros, los alejados, separados…?

PARA VIVIR EN QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «Amaos unos a otros»
  • «Como yo os he amado»
  • «Dios es glorificado»

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos partir del siguiente versículo del texto evangélico:
    «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él.» (v.31)
  • ¿Dónde se va manifestar la gloria?
  • ¿De qué gloria está hablando?
  • ¿Qué vamos a ver, observar, en la cruz?(Leer detenidamente la primera parte del comentario al Evangelio).

Terminamos orando juntos el Salmo 144 del Diurnal

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

VI Domingo

1.- RECORDANDO

« …Algunos os han inquietado con sus palabras…. » (Hch 15, 1-2. 22-29).
« …La ciudad no necesita sol ni luna… la gloria de Dios la ilumina…» (Ap 21, 10-14. 22-23).

SÍMBOLOS

  • Cirio Pascual.
  • Oleo de los enfermos.
  • Leccionario.

2.- PALABRA

(Jn 14, 23-29) La promesa del Espíritu en la despedida tiene una función: recordar hechos y dichos…»no tiemble vuestro corazón en las dificultades».

Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 14, 23-29)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
24 El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. 25 Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, 26 pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
27 La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. 28 Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado». Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. 29 Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.

COMENTARIO

14, 18-24 La vuelta de Jesús.

El mundo no volverá a verle, porque Jesús está hablando ahora de la visión de la fe. Y esta visión únicamente es perceptible por los creyentes. Ellos le verán, es decir, participarán en la visión del Resucitado (1 Cor 9,1). Esto, a su vez, significa la unión o comunión de los creyentes con el Hijo y con el Padre: una venida-habitación-encuentro mutuos, que implica y exige la conducta adecuada de los discípulos, que se ajustan a lo que ellos han mandado, cumpliendo su voluntad. Es la forma concreta de manifestar el amor al Padre y al Hijo.
14, 25-26 Segundo anuncio del Paráclito. El Paráclito es presentado como maestro (Jn 14, 26). En la historia de la salvación, en su fase última, existen dos épocas: la de Jesús y la de la Iglesia. Entre ellas hay una diferencia clara, que se manifiesta mediante la partícula adversativa: pero el Paráclito… Se apunta, por tanto, hacia una novedad en el campo de las palabras o de la enseñanza. Esto sugiere que la revelación no ha terminado, que espera y camina hacia un complemento, que será suministrado por el Paráclito.
El problema, sin embargo, no se resuelve hablando sólo de «novedad». Sencillamente porque dicha novedad no consistirá en decir cosas nuevas. La novedad consistirá en enseñar y recordar todo lo que Jesús había dicho. Novedad no cuantitativa, sino cualitativa: discontinuidad sobre la base de la continuidad; novedad sobre la base de lo ocurrido en el pasado; proclamación actual sobre la base de lo transmitido; actualización sobre la base de la tradición; actuación del Espíritu sobre la base de lo dicho y hecho por Jesús.

Comentariol Nuevo Testamento
Felipe Fernández Ramos
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

Tres grandes fuerzas fortalecen a la comunidad creyente: la Palabra, el Amor y el Espíritu.
«que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde» (v.27). Estas tres fuerzas son para la persona humana, para el creyente, para todos.
La Palabra recordada, meditada, orada, nos hace crecer y nos motiva a crear ámbitos de belleza, de libertad, de apertura… unos tejidos donde el amor sea posible.
La Palabra se nos ha hecho tan cercana y presente «en nuestra carne» que toda carne puede encarnarla, expresarla y acercarla a otros.

El que escucha y ama «mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él (v.23).
El amor es el primer don que brota de la Palabra.
Un don, no para devolvérselo a Dios, un don para irradiarlo, para explosionarlo hacia los hermanos.
Un amor que nos humaniza, nos integra, nos solidariza con toda necesidad.

Todo este proceso de recuerdo (Palabra) y encarnación (Amor) lo lleva a cabo en nosotros el Espíritu.
«…el Espíritu… será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho» (v.26).
La Palabra y el Amor sin el toque del Espíritu quedan encorsetados… fríos, distantes.
Es el Espíritu quien hace libre a la palabra y hace cercano al amor.
El Espíritu libera a toda palabra humana de los condicionamientos, de las estructuras y de los intereses… haciéndola comprensible por la inhabitación del amor en ella y a través de ella.

El Espíritu hace ligera y suave toda palabra y toda exigencia amorosa.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

PARA VIVIR LA MEDITACIÓN

  • La Encarnación se lleva a término en nosotros cuando vivimos la Palabra.
    ¿Con qué acciones concretas expresamos la palabra en nuestras vidas?
  • ¿Qué expresiones de amor (acciones) nos definen a ti y a mí en la comunidad creyente?
  • Cómo encarnas ahora, la palabra y el amor, con eficacia significativa?
  • ¿Qué importancia -presencia- le permites, le das al Espíritu Santo en tu vida cotidiana?
  • ¿Le llamas al comenzar tus tareas, tus acciones, tus jornadas?
  • ¿Le has hecho un sitio en tu vida, te has hecho morada suya?

PARA VIVIR EN QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «Tu Palabra me da vida»
  • «La Paz os dejo»
  • «Vuelvo a vuestro lado»

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos centrar el diálogo en el siguiente versículo:
    «Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde… me voy y vuelvo a vuestro lado.» (v.27-28)
  • ¿Qué nos dice -significa- este texto a nosotros?
  • ¿Cuáles son las formas de presencia de Jesucristo entre nosotros?
  • ¿Nos ayudan a vivir?
  • ¿Nos motivan en concreto?
  • ¿Cuáles son las más significativas?

Terminamos orando juntos con el Salmo 66 del Diurnal

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Ascensión del Señor

1.- VOLVER A LA VIDA

« …Recibiréis la fuerza para ser mis testigos…. » (Hch 1, 1-11).
« …Para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama…» (Ef 1, 17-23).

SÍMBOLOS

  • Cirio Pascual.
  • Lamparitas pequeñas (símbolo de la comunidad)
  • Leccionario.

2.- PALABRA

(Lc 24, 46-53) Con la Ascensión se inaugura la nueva presencia de Cristo entre nosotros. Ahora corresponde a la Comunidad impulsada por el Espíritu continuar la tarea.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 24, 46-53)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día 47 y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de esto. 49 Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto».
50 Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos los bendijo.
51 Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.
52 Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; 53 y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

COMENTARIO

En el evangelio narra la ascensión en la noche misma del día de pascua; sin embargo, en Hechos se nos habla de un período de cuarenta días entre la resurrección y la ascensión. ¿Cómo explicar esta contradicción? Desde el punto de vista teológico no se puede diferenciar la ascensión de la resurrección. Es otra manera de hablar del paso de la muerte a la vida definitiva junto a Dios. Hemos de notar, además, que Lucas es el único evangelista que habla de la ascensión, distinguiéndola de la resurrección. El resucitado necesitaba confirmar a sus discípulos en la fe e instruirles con vistas a su futura misión. Es en lo que insiste el libro de los Hechos al hablar de cuarenta días. Se destaca la importancia del resucitado en el origen de la Iglesia. Después se iniciará el tiempo de la misión en el que Jesús continuará presente mediante la fuerza del Espíritu.
El gozo, el gran signo mesiánico y escatológico que llena todo el evangelio de la infancia (Lc 1, 14.28.44.47; 2,10), alcanza a los apóstoles que se reúnen en el templo para orar en espera del envío del Espíritu. Lo que empieza en el templo (Lc 1, 8-10) termina en él. Se va a iniciar la segunda parte de la obra de Lucas, el libro de los Hechos, en la que se narra el camino de la buena noticia hasta los confines del mundo.

Comentariol Nuevo Testamento
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

Una humanidad que «Asciende», que sube, que queda «glorificada a la derecha del Padre», ¿qué significa?
Después de cuanto ha hecho y dicho Jesús, después de su muerte y resurrección, nos queda un camino:
Un camino que, «no mirando al cielo, sino a los hermanos», ascendemos al amor que humaniza y glorifica.
Nuestra meta está en cada afligido, porque en él encontramos la superación de todos nuestros egoísmos que miran lo terrestre.
Nos «quedamos en la ciudad» (v.49) esperando la fuerza del Espíritu para hacerle presente en todo cuanto emprendemos y realizamos.
«Con la fuerza de lo alto» (v.49) transformamos lo ruin, lo bajo, lo oculto en luminoso y en Reino de Dios.
«Nos saca hacia Betania» (v.50), hacia la comunidad de los pobres para hacernos ricos en todo.
«Nos bendice…. separándose de nosotros» (v.51) para que creamos con un amor maduro, independiente, libre…
«Ellos se postraron ante Él» (v.52) para que nosotros aprendamos a postrarnos y aprendamos a lavar las heridas y las flaquezas de los menesterosos.
«Se volvieron a Jerusalén con gran alegría» (v.52); nosotros volvemos nuestra mirada permanentemente a Jesucristo para que la alegría creyente inunde la vida humana.
«Estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios» (v.53). Nosotros nos volvemos a los «templos vivos» donde Dios nos espera y ahí le bendecimos y con ellos ascendemos a la plenitud que Cristo-Jesús nos ha conseguido.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

PARA VIVIR LA MEDITACIÓN

  • ¿Cuáles son mis aspiraciones humanas y creyentes?
  • ¿Todo se queda en lo que veo y toco?
  • ¿Todo se realiza en lo que proyecto y hago?
  • ¿Cómo vivo y realizo la presencia sacramental?
  • ¿En los pobres y afligidos?
  • ¿En las estructuras de participación?
  • ¿En los nuevos proyectos de comunión?
  • ¿Estoy en un camino ascendente…?
  • ¿Trabajo para que todo ascienda, se eleve a un nivel más alto?

PARA VIVIR EN QUIETUD

Repite sosegadamente

  • «– Vosotros sois mis testigos»
  • «Bendícenos, Señor»
  • «Mi Dios y mi todo»

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos comentar el texto siguiente:
    «Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.» (v.49)
  • ¿Dónde está «nuestro sitio», hoy?
  • ¿Haciendo qué cosa?
  • ¿Realizando con qué fuerza?
  • ¿En comunión de vida con quienes?
  • ¿Cómo deberíamos proyectar nuestras esperas y nuestras acciones?

Terminamos orando juntos con el Salmo 46 del Diurnal

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.

Pentecostés

1.- DON DEL ESPÍRITU

« …De repente un ruido…. se llenaron todos del Espíritu…. comenzaron todos a hablar lenguas… » (Hch 2, 1-11).
« …vosotros no estáis en la carne…. el Espíritu de Dios habita en vosotros…» (Rom 8, 8-17).

SÍMBOLOS

  • Siete dones = siete lámparas con sus nombres.
  • Cesta grande con frutos.
  • Muchos lazos rojos por la Iglesia.

2.- PALABRA

(Jn 20, 19-23) El Resucitado les dio el don de la Paz y la misión con el Espíritu reconciliador.

Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 20, 19-23)

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
– «Paz a vosotros».
20 Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 21 Jesús repitió:
– «Paz a vosotros: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
22 Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
– «Recibid el Espíritu Santo; 23 a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

COMENTARIO

20, 19-23. Apariciones a los discípulos.

El presente relato está pensado desde el cumplimiento de las promesas de Jesús. He aquí la dialéctica entre promesa y cumplimiento. Jesús había dicho volveré a estar con vosotros (Jn 14,18); el evangelista constata: se presentó en medio de ellos (Jn 20,19). Jesús había prometido: dentro de poco volveréis a verme (Jn 16, 16ss); el evangelista afirma: los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor (Jn 20,20. Jesús anunció: os enviaré el Espíritu (Jn 14,26; 15,26; 16,7ss), y tendréis paz (Jn 16,33); el evangelista recoge las palabras de Jesús: la paz con vosotros… y recibid el Espíritu Santo (Jn 20,21ss). Jesús afirmó: voy al Padre (Jn 14,12) y el evangelista se encarga de recoger otras palabras de Jesús que significan el cumplimiento de lo que había prometido: voy a mi Padre, que es también vuestro Padre (Jn 20,17).
En los discípulos de Jesús no solamente no existía predisposición alguna para aceptar la resurrección -se ha dicho muchas veces que el deseo ferviente de volver a ver a Jesús les había hecho caer en la alucinación de verle, inventando todo lo relativo a las apariciones- sino que estaban predispuestos para lo contrario. Como hijos de su tiempo creían únicamente en la resurrección del último día. Así lo expresa Marta cuando Jesús habla de la resurrección de Lázaro (Jn 11,24). Cuando se les anuncia que Jesús vive ni siquiera se entusiasman. El relato sobre la Magdalena no puede ser más significativo: ante el sepulcro vacío, lo único que se le ocurre pensar es en el robo (Jn 20,2. 13.15). Una vez convencida de la resurrección gracias al encuentro personal con el Resucitado, se lo anunció a los que habían vivido con él. ¿Resucitado? No la creyeron (Mc 16,11). En los de Emaús, la «esperanza» en la resurrección se manifiesta en su decisión de abandonar aquel asunto e irse a sus casas (Lc 24,22 ss). Y cuando comunicaron a los demás su experiencia, el resultado fue el mismo: ni aun a estos creyeron (Mc 16,13).

Comentario al Nuevo Testamento
Felipe Fernández Ramos
Casa de la Biblia

3.- RESUENA LA PALABRA

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (v.21). Este envío de Jesús carecería de consistencia en nosotros sin su Espíritu. Por eso existe un contagio, una transmisión una exhalación sobre todo creyente:
«…Exhaló su aliento sobre ellos» (v.22). El soplo, exhalación, aliento, es el que permanentemente recibimos los creyentes cuando, actualizando nuestro bautismo, oramos abriendo nuestro interior a Dios.
«…y les dijo: Recibid el Espíritu Santo» (v.22); recibimos un Espíritu de santidad, de energía, de coraje, de alegría…. para cuanto emprendemos impulsados por Dios.
«…a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados…» (v.23), no se nos impulsa al rencor y a la discordia, sino al perdón, a ser ministros de la reconciliación y del perdón en nuestra vida cotidiana…; este es un servicio altamente necesario e importante, que hemos de aportar los creyentes, en una sociedad cada día más crispada.
«…a quienes se los retengáis les quedan retenidos» (v.23); retener = no perdonar…, una grave responsabilidad, para todos nosotros y para la Iglesia, saber que Dios reconcilia y salva a través de la acción salvífica y gratuita de cada miembro, que unido a la comunidad creyente, ejerce su influencia y su acción transformadora – santificadora en la sociedad.

Salgamos de la «noche» (v.19), salgamos a la intemperie (v.19), abramos las puertas (v.19), perdamos el miedo (v.19), dejemos que el Espíritu de Jesús y del Padre haga morada en nosotros (v.19) para que podamos reconocer sus heridas en todos los heridos y afligidos del mundo.
«Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor» (v.20). Nosotros esperamos esa misma alegría en el encuentro reconciliador.

MEDITACIÓN, ORACIÓN DE QUIETUD

PARA LA REFLEXIÓN Y VIVENCIA

  • ¿Qué protagonismo le dejamos tener al Espíritu en nuestra vida?
  • ¿Lo llamamos antes de toda acción?
  • ¿Le dejamos que nos impulse y nos inspire?
  • ¿Hablamos con Él y de Él a los demás?
  • ¿Le dejamos que en la oración sea el conductor de nuestra vida?
  • ¿Obedecemos sus iniciativas?, ¿o las asfixiamos?
  • ¿Le racionalizamos con nuestra lógica?

Repite sosegadamente

  • «Paz a vosotros»
  • «Yo os envío»
  • «Ven Espíritu divino»

4.- PARA EL DIÁLOGO Y LA EXPERIENCIA

  • Podemos comenzar el diálogo, compartiendo la siguiente frase del texto:
    «… Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor… » (v.20)
  • ¿Qué nos dice a nosotros esta sencilla frase?
  • ¿Qué cosas nos alegran?
  • ¿Dónde y en quienes vemos nosotros al Señor?
  • ¿Podemos verle nosotros hoy?
  • ¿Qué realidades nos impiden ver al Señor?
  • ¿Le buscamos donde Él está?

Terminamos orando juntos la Secuencia del día de Pentecostés

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

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