Seleccionar página

Discernimiento y testimonio

Cómo «discernir» la llamada de Dios

He aquí algunas indicaciones prácticas para hacer el «discernimiento»
sobre la llamada de Dios.

 PASCAL ROLAND, Adaptación de José SORANDO, «Echo», n.º 130

        1. La calidad de mi vida humana
        • ¿Cómo es mi relación con los que me rodean? ¿Qué carácter tengo? ¿Soy dialogante, sociable, capaz de trabajar en equipo…?
        • ¿Soy responsable de aquello a lo que me he comprometido: familia, estudios, vida profesional, horarios, compromisos diversos (animador, monitor, etc…)? ¿Tengo un sentido generoso del trabajo? ¿Soy capaz de austeridad y sacrificio?
        • ¿Cuáles son mis motivaciones de fondo en todo lo que hago?
        • ¿Soy fiel a los compromisos adquiridos? ¿Doy continuidad a lo que inicio?
        • ¿En qué contexto y circunstancias nace mi vocación?
        • Tengo una actitud positiva frente al mundo, o una actitud de huida?
        2. La consistencia de mi vida espiritual
        • ¿Vivo una fuerte relación personal con Dios Padre-Hijo-Espíritu?
        • ¿Es Jesucristo alguien amado a quien quiero «imitar» y seguir ya desde ahora?
        • ¿En qué se concreta mi amistad con Jesús? Oración personal, Palabra de Dios, sacramentos, María, capacidad de conversión, motivación de lo que hago y «estilo de vida», vocación de servicio, etc.
        3. Mi sentido de Iglesia
        • ¿Mi búsqueda es individual: «Mi Jesús y yo»… o me dejo ayudar?
        • ¿Valoro el acompañamiento personal y también la vida de grupo?
        • ¿Acepto la guía de la Iglesia (a través de las personas que tienen competencia) en mi camino de maduración y discernimiento? ¿Soy capaz de apoyar y estimular el camino de otros?
        • ¿Tengo una mirada positiva sobre los otros miembros de la Iglesia y las diferentes vocaciones?
        4. Mi sentido de misión
        • ¿Estoy atento/a a las «llamadas» del mundo, al clamor de las personas necesitadas?
        • ¿Qué me dice la situación de tantos jóvenes «pobres» y abandonados?
        • ¿Voy «conociendo» y viviendo el Evangelio y deseo «contagiarlo» a los demás?
        • ¿Cómo se concreta esto en mi vida ordinaria?
        • ¿Pienso que es una suerte y un regalo (gracia) poder trabajar por el Reino de Dios?
        5. Aptitudes (talentos)
        • ¿Me conozco bien? ¿Soy consciente de mis cualidades y limitaciones (definitivas o superables): físicas, psíquicas, intelectuales, afectivas…?
        • ¿Me acepto como soy? ¿Tengo un buen nivel de autoestima?
        • ¿Cómo acepto los avisos y correcciones?
        6. Mi proyecto
        • ¿Tengo un proyecto ya «cerrado», hecho según mis ideas? ¿O me siento libre y disponible para cambiar ese proyecto porque mi preocupación real es amar y servir a Dios lo mejor que pueda?
        • ¿Tengo una auténtica disponibilidad y una verdadera obediencia a la voluntad de Dios? ¿En qué se concreta?
        • ¿Me dedico a hacer «turismo espiritual» o me tomo tiempo para madurar y profundizar lo que yo hago, y ver si realmente lo hago desde Dios?
        • ¿Espero señales extraordinarias para avanzar o voy dando pasos concretos?
        • ¿Tengo paciencia conmigo mismo (que no significa conformismo): respetando los tiempos de maduración y las lógicas etapas de todo proceso?

        Orar la vocación

        ¿Tengo vocación?

        La vocación no es algo que tú inventas, es un tesoro que encuentras. No es el plan que tú elaboras para tu vida, sino el proyecto que Dios-Trinidad te propone y te invita a realizar.

        Hora Santa Vocacional

        Quédate con nosotros;
        la noche está cayendo.
        ¿Cómo te encontraremos
        al declinar el día,
        si tu camino no es nuestro camino?

        Oraciones vocacionales

        Mi vida tiene sentido si Tú la tomas y haces con ella lo que mejor te parezca.
        Mi vida tiene sentido cuando te miro a los ojos y me doy cuenta de que Tú me miraste primero.