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Conferencia de II. SS.:
No replegarse en los contextos fáciles

13 Sep, 2016 | Noticias

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Formación e identidad es el centro de la Asamblea General de la Conferencia Mundial de los Institutos Seculares que se desarrolla en Roma del 21 al 25 de agosto. En el encuentro, que se celebra cada cuatro años, se renovará el Consejo Ejecutivo y el Consejo de Presidencia, en el que participan unas 140 personas provenientes de todo el mundo. Pero, ¿qué es un instituto de vida secular y cuáles son los retos de hoy? Paolo Ondarza se lo ha preguntado a Giorgio Mario Mazzola, consejero de la presidencia en la Conferencia.

R. – Un instituto secular es un instituto de vida consagrada, que reúne laicos y presbíteros, los cuales acojen el camino de los consejos evangélicos en la Iglesia, pero intentando vivir este camino en el mundo y -digamos- a partir del mundo. Es una vocación, por tanto, que reúne laicos que viven de su profesión en su contexto de vida, en su familia de origen, que sin embargo permanecen totalmente en su contexto de vida habitual y son testimonio de vida consagrada en ese mismo ambiente, para hacer entender como el mundo es verdaderamente amado del Señor, todo entero. Cada realidad humana es un modo de dar gloria a Dios.

P.- Castidad, pobreza y obediencia: los tres pilares…

R.- Sí, los tres consejos evangélicos fundamentales lo son también de los institutos seculares. A un miembro de un instituto secular no se le pide dejar los bienes, sino más bien administrarlos y sobretodo no poner su corazón en esos bienes. Incluso esto, por tanto, puede ser un testimonio importante.

P.- Este año reflexionan en particular sobre los temas de la formación y de la identidad. ¿Por qué estos temas son tan importantes?

R.- La formación, porque como el Papa Francisco ha dicho: “Vosotros no tenéis vida común, sin obras visibles…”. Nuestra verdadera obra, nuestra verdadera y única obra debe ser la formación. Es necesario entender como vivir las diversas realidades profesionales, administrativas, políticas, de cristianos. Por esto mira el tema de la identidad, los institutos seculares deben, en este sentido recuperar su identidad originaria. Incluso nosotros, un poco como tantas partes de la Iglesia, estamos corriendo el riesgo de replegarnos a los contextos más fáciles, a los contextos más protegidos, en una actividad intraeclesial. Naturalmente debemos servir a la Iglesia, pero el primer modo de hacerlo es aquel de vivir verdaderamente en el mundo y del mundo. Una evangelización que pasa sobre todo del modo de hacer, más que de las palabras. Sin embargo es una evangelización importantísima, porque justo está inserta en los contextos normales: del trabajo, de la política, de la administración. Nuestro modo de evangelizar, por tanto, es sobre todo este y diría también para tener en cuenta, como tantas otras veces, que la vida ya contiene los elementos de vida evangélica, que sólo son reconocidos, porque el Espíritu actúa donde quiere y como quiere.

P.- No hay un signo exterior, un hábito que os distingue: ¿vuestro “ser presente” entre la gente, lleva a la luz, según ella, un deseo de Dios de parte de los hombre y de las mujeres que encontráis?

R.- Esto depende de cuanto seamos de fieles. Si somos fieles, ciertamente si. Debo decir que en mi vida me ha sucedido más de una vez que las personas han intuido alguna cosa. Recuerdo un hecho de una persona que decía: “tu modo de hacer es pacífico, sabes mirar más allá, sereno, con respeto a cuanto está sucediendo”. Por otra parte, debo decir, en mi vida esto ha sucedido más frecuentemente con no creyentes.

P.- ¿Lo has podido experimentar en el ámbito profesional, laboral?

R.- Sí, en estas personas, un vez que intuyen que existe este tipo de elección, he notado una curiosidad positiva. Estas personas están contentas con nuestra presencia, simplemente.

P.- En un mundo que tiende a relegar el aspecto religioso a lo privado, ¿qué quiere decir testimoniar, formar parte de un instituto secular?

R. Ésta es exactamente la cuestión que, si queremos, ha dado vida a esta intuición de los institutos seculares, es decir, aquella de mostrar concretamente como fe y vida pueden estar juntas.

P.- Es por tanto una vocación fuertemente ligada a la realidad de hoy…

R.- Sí, es fuertemente actual. Cuando uno entrega su propia vida al Señor de esta manera, también se obtiene los resultados, es decir, no se esperan grandes beneficios. En mi opinión, esta vocación es muy actual.